
El padre de Katya y Ola muere de cáncer. Las niñas se quedan solas sin la supervisión de un adulto. Todavía no cumplen los 18, por lo que la vecina llama al servicio de tutela. Pero las chicas huyen de los empleados con la esperanza de encontrar a su abuelo en la capital, pero en el camino se enfrentan a dificultades. Olya es atropellada por un camión y los culpables se la llevan para encubrir el crimen.

