
Es en las interminables llanuras del centro de los Estados Unidos donde se fraguó la leyenda del Salvaje Oeste. Un ecosistema complejo y rico, que alguna vez fue el hogar de bisontes, coyotes y perritos de las praderas. En el siglo XIX, los pioneros vieron en estas áreas silvestres solo prados para su ganado y tierras para cultivar. Agricultura intensiva, urbanización desenfrenada... No hay otro entorno natural en Norteamérica que haya sido tan alterado por la mano del hombre.

