Mientras le dedicaba parte de su tiempo al arte, Mirta Regina Satz trabajaba como jefa de tesorería de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina). Hasta que el fatídico 18 de julio de 1994 una bomba destruyó el edificio, causando 85 muertos. Después de sobrevivir a este terrible atentado terrorista, ella decidió reinventarse asumiendo un trabajo propio y plenamente artístico, como una forma sanadora de reencauzar su vida.

