
En Apocalipsis 13, una segunda bestia obliga a todo el mundo «a adorar a la primera bestia» aceptando «una marca en su mano derecha o... en la frente.» Comparando esta marca con el sello que Dios pone en la frente de Sus seguidores, podemos saber que estas marcas son sí mbolos de la lealtad eterna de uno.

